jueves, 6 de junio de 2013

La clase de movimiento!


Bueno, esta clase se llama “la clase del movimiento”, ¿Qué haremos? Movernos claro, pero de qué manera. Cuando alguien me dice clase de movimiento de inmediato pienso en bailar y saltar, pero esta clase era un tanto más diferente a mi idea.

Al principio formamos filas y mis manos debían estar en los hombros del compañero del frente primero dando golpes suaves y lentos, luego avanzando el ritmo, hasta que en algún momento solo se escuchaba en la sala “pa pa pa”, luego seguimos con la cabeza realizando una especie de masaje craneal (lejos mi parte favorita de la clase).

Luego nos indicaron caminar por toda la sala en diferentes direcciones, tratando de no chocarse, por supuesto chocamos más de una vez ya que somos taaaantos. Para ponerle más sentido nos hizo saludarnos con cada persona que nos topáramos, y de diferentes formas como apretando los hombros con entusiasmo diciendo que rico verte, o apretándonos las orejas con cariño en un gesto de ternura, o simplemente apretándonos las mejillas en un gesto simplemente maternal.

Esta actividad nos produjo mucha risa y más a los extrovertidos que no se aguantaban las carcajadas.

Bueno esta actividad  tenía como finalidad que nos mirásemos a los ojos en los saludos con todos nuestros compañeros, y es así como debería ser en la vida diaria, ya que muchas veces por vergüenza, porque se nos olvida u otro motivo no miramos a los ojos siendo que a mi parecer una mirada expresa mucho más que palabras, cuando miro a alguien a los ojos se deja ver tal como es, en su vulnerabilidad, en sus defectos, siento que se transparenta en un 100%, es cuando una persona le pregunta a otra “¿me estás diciendo la verdad?, entonces mírame a los ojos”, muchas veces las miradas hablan por sí solas, ya sean de amor, tristeza, felicidad, etc. Es muy importante mirarse a los ojos, son el reflejo del alma.

Luego nos seguimos moviendo de diferentes formas como indicaba la miss.

Y después nos hizo ponernos en grupos y sentarnos tocándonos las manos con los compañeros,  acariciarla, sentirla, la temperatura, transmitirle energía, que muchos dicen que es muy importante, como es el caso de las energías curativas, todo esto con los ojos cerrados. Así pude distinguir la mano que tenía a mi derecha con la que tenía a mi izquierda, una era más suave que la otra, una estaba más fría que la otra, una era más grande quizá, o si tenía algún anillo o alguna cicatriz, pequeños detalles que identificaban a cada mano y la hacían diferente.

Bueno con esta clase de movimiento, lo que menos hicimos fue lo que pensé en un principio, eso de bailar y moverse para botar energía era totalmente apartado a la realidad de la clase, pero a pesar de eso me gustó mucho ya que al ser más tranquila logré una plena relajación, aprendí a conocer a través de los sentidos, y a mirar a los ojos. A ir más despacio y fijarme en detalles que simplemente no se toman en cuenta y sobre todo a conocerme a mi misma.

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